¿Te apellidas

De la Monja?

Todos los portadores de este Título pueden presumir orgullosos de tener un Apellido singular y único en la historia

Según el Instituto Nacional de Estadística, a fecha del año 2025, sólo hay 49 personas en España que tienen como primer apellido “De la Monja”.

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Aunque a muchos poco o nada les importa el Apellido, otros sienten verdadera pasión por conocer su historia familiar

Todo apellido es una huella. A veces discreta, otras imponente, pero siempre testigo silencioso del paso de los siglos. En él se concentra la memoria de quienes nos precedieron, los anhelos que los guiaron y las huellas que dejaron en la tierra que habitaron. Nombrar un apellido es, en cierto modo, convocar una historia colectiva.

El apellido De la Monja pertenece a esa rara estirpe de nombres que no abundan, que se resisten a la dispersión masiva y conservan, todavía hoy, un carácter casi secreto. Cada portador lo lleva consigo como un signo de pertenencia y, al mismo tiempo, como una responsabilidad: la de mantener vivo un legado que fácilmente podría desvanecerse en el olvido.

Esta web nace del empeño de rescatar esa memoria. No se trata solo de rastrear archivos, cotejar documentos o reconstruir genealogías. Se trata, sobre todo, de escuchar las voces que aún laten en cada rama del linaje, de honrar a quienes forjaron este nombre y de recordar que la historia de un apellido es, en última instancia, la historia de una familia que se niega a desaparecer.

Hace más de veinte años emprendí la compleja tarea de investigar los orígenes y la trayectoria histórica del apellido De la Monja. El camino ha sido largo y, en no pocas ocasiones, ingrato; sin embargo, la voluntad de avanzar, de rescatar del olvido la memoria de este linaje, ha permanecido intacta y hoy se mantiene más viva que nunca.

El trabajo que aquí presento es fruto de décadas de dedicación constante, de estudio riguroso y de una paciente labor de búsqueda en archivos y fuentes oficiales. Todo lo que en estas páginas se recoge procede de testimonios fidedignos. Lamentablemente, muchos documentos que habrían permitido completar con mayor precisión algunas hipótesis se perdieron trágicamente durante la Guerra Civil española de 1936, privándonos de una parte valiosa de nuestro pasado.

Resulta oportuno señalar la diferencia entre Heráldica y Genealogía, dos disciplinas hermanas, pero no idénticas. La Heráldica se ocupa del estudio de los escudos de armas, descifrando su simbolismo y desvelando la historia de los linajes a través de sus emblemas. La Genealogía, por su parte, nos conduce al entramado de vidas que conforman nuestra ascendencia, permitiéndonos comprender el camino recorrido por quienes nos precedieron. Para ilustrarlo, baste un ejemplo: si José De la Monja e Ysabel de Utrilla, vecinos de Calatañazor (Soria), no hubiesen contraído matrimonio hacia el año 1670, difícilmente se podría escribir hoy esta obra vinculada al apellido que nos ocupa.

Es posible que algunos lectores que lleven por apellido Monja o De la Monja no encuentren en estas páginas una conexión inmediata con su propia historia familiar. Esto es natural: la memoria suele desdibujarse más allá de los abuelos o bisabuelos, y el conocimiento preciso de los orígenes se pierde en la niebla del tiempo.

Mientras la mayoría de los apellidos cuentan con centenares de miles de portadores esparcidos por el mundo, el caso de De la Monja es singular. En el año 2024 apenas se registran cincuenta personas en España capaces de prolongar la continuidad de este linaje y de su legado histórico.

El Escudo de Armas, sin embargo, pertenece a todos por igual, como también la memoria compartida que lo acompaña. Las diferencias se encuentran únicamente en los ramales genealógicos; pero si seguimos con rigor los hilos que nos unen, se hace evidente que todos procedemos de una misma Casa, es decir, de la misma familia.

Jesús De la Monja

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