Vicente Moreno Baptista

✝︎
D.E.P
IN MEMORIAM
Vicente Moreno Baptista. Bisabuelo de Aurora De la Monja. Nacio en el seno de una familia profundamente comprometida con la defensa de España. Fue uno de los seis hijos varones del matrimonio formado por Juan Moreno y Petronila Baptista. Todos los hermanos tomaron parte en la lucha contra la ocupación napoleónica, y cinco de ellos —José, Antonio, Vicente, Juan y Miguel— perdieron la vida por la independencia nacional. El menor, Francisco de Paula, fue capturado por las tropas francesas en 1812 y no regresó a España hasta el final del conflicto. Entre todos ellos, Vicente destacó de forma singular por su trayectoria militar y su conducta heroica.
Su carrera en el ejército comenzó el 12 de junio de 1792, cuando ingresó como soldado distinguido en el Regimiento Fijo de Infantería de Málaga. En sus primeros años de servicio fue destinado a la vigilancia de los presidios del norte de África. Más adelante, su unidad participó en la guerra contra la Francia revolucionaria durante la llamada Guerra del Rosellón. Allí se distinguió en acciones como la retirada de Figueras en noviembre de 1794 y el ataque a la ermita del Ángel en junio de 1795, previo a la batalla de Pontós, hechos que le valieron el ascenso a cadete por méritos de guerra.
En abril de 1799 obtuvo el empleo de segundo subteniente y volvió a ser destinado a África. Apenas un año después ascendió a primer subteniente. En diciembre de 1800 contrajo matrimonio con María Teresa Velasco García, quien tendría un papel fundamental en su vida personal. Poco después, su regimiento fue movilizado a Ayamonte durante la breve contienda con Portugal conocida como la Guerra de las Naranjas.
Ya en plena Guerra de la Independencia, el 5 de enero de 1809 fue promovido a capitán. Intervino en diversas operaciones en Sierra Morena como parte del Ejército de Reserva de La Carolina y, posteriormente, del Ejército de la Mancha. Combatió en la batalla de Almonacid en agosto de 1809 y, meses más tarde, en la decisiva y desastrosa batalla de Ocaña, donde mandaba la 5.ª Compañía. Tras la derrota, logró reunir a los supervivientes de su unidad y se integró en la División Castejón, destinada a cubrir la retaguardia en Sierra Morena.
En enero de 1810, dicha división fue enviada a reforzar el paso de Montizón, pero fue sorprendida por las tropas francesas en Arquillos, viéndose obligada a rendirse. Vicente Moreno consiguió escapar con algunos de sus hombres y, con autorización oficial para operar en territorio enemigo, inició una guerra de guerrillas. En esta decisión influyó probablemente su primo Francisco Abad Moreno, conocido como “Chaleco”, célebre guerrillero que alcanzó el grado de teniente coronel.
Su partida contó con el apoyo del clero local, especialmente del sacerdote José Pinto Palacios, y actuó principalmente en la zona oriental de la provincia de Málaga. Localidades como Riogordo, Nerja, Torrox, Periana o Alcaucín se convirtieron en escenarios habituales de sus acciones, que causaron graves problemas a las fuerzas francesas asentadas en Granada. Tal fue su eficacia que altos mandos enemigos, como Soult o Sebastiani, intentaron atraerlo ofreciéndole cargos y honores si aceptaba servir al ejército francés. Moreno rechazó tajantemente cualquier trato, reafirmando su lealtad al rey Fernando VII y a España, incluso a costa de su propia vida.
Ante la imposibilidad de neutralizarlo por otros medios, las tropas francesas le tendieron una emboscada en la madrugada del 2 de agosto de 1810 en el paraje de Navazo Hondo. Herido y capturado junto a seis de sus hombres, fue trasladado a Málaga. Allí se le volvió a ofrecer el perdón a cambio de cambiar de bando, propuesta que rechazó de nuevo. Como represalia, sus seis compañeros fueron ejecutados ante sus ojos, afrontando la muerte con valentía. Sus nombres quedaron registrados en los libros de enterramientos de la Hermandad de la Caridad de Málaga.
Tras este episodio, Vicente Moreno fue conducido a Granada. En prisión recibió la visita de su esposa y de sus cuatro hijos. A pesar del dolor del reencuentro, se mantuvo firme cuando su mujer, desesperada, le rogó que aceptara las condiciones del enemigo para salvar la vida, dejando claro que su deber con la patria, el honor y la fe estaban por encima de cualquier otro vínculo.
El general Sebastiani, convencido de que no lograría doblegar su voluntad, ordenó un juicio sumarísimo. En menos de veinticuatro horas fue condenado a muerte bajo la acusación de espionaje y de dirigir una partida guerrillera.
En la madrugada del 10 de agosto de 1810, debilitado por las heridas y asistido por un sacerdote, fue conducido al lugar de la ejecución. Durante el trayecto expresó que cumplía así la promesa de entregar su vida por su rey, su religión y su patria. A la altura de la Puerta de Elvira volvió a encontrarse con su familia, que insistió una última vez en que aceptara el perdón francés. Moreno se despidió de ellos exhortando a su esposa a cuidar de los hijos y a transmitirles el ejemplo de honor por el que moría.
La tradición recoge que, antes de ser ejecutado, dirigió unas últimas palabras al pueblo allí reunido, animando a los españoles a saber morir por su patria. Tras su muerte, su cuerpo fue enterrado por la Hermandad de la Caridad en el cementerio de la iglesia de San Ildefonso.
Décadas después, su memoria fue honrada oficialmente. En 1891, el Congreso aprobó que su nombre figurase en letras de oro en el salón de sesiones, y una Real Orden dispuso que encabezara simbólicamente el escalafón del Arma de Infantería. Durante las revistas del Regimiento de Málaga, al pronunciarse su nombre, se respondía: “Vive en la memoria de los buenos”, fórmula que se mantuvo vigente hasta su supresión en 1987.

Familia De la Monja