Higinio Merino De la Monja

✝︎
D.E.P
IN MEMORIAM
Nacido en Zamora el 12 de octubre de 1899, hijo de Higinio Merino Isla (Andavías, 1854) y de Ángela de la Monja (1872), trabajó desde joven en el negocio familiar, una relojería con establecimiento abierto en la calle Renova desde 1878. Casado con Emiliana Barbero, el matrimonio tuvo cinco hijos.
Su presencia en el tejido asociativo zamorano fue constante. En 1925 ingresó en la Cofradía del Silencio (en la que también figuraba Felipe Anciones, con quien compartiría carrera política y un destino trágico), y en mayo de 1935 resultó elegido vicesecretario de la Junta de Fomento de la Semana Santa y de las Fiestas Tradicionales.
Miembro de la Sociedad Filarmónica y de la Coral Zamora, de la que fue elegido Secretario en febrero de 1931 y presidente en enero de 1934, en 1935 participó en la comisión encargada de organizar la primera Vuelta Ciclista a la provincia de Zamora.
Su compromiso político se remonta a los meses previos a la proclamación de la Segunda República. En 1930 fue miembro fundador de la Agrupación Republicana en 1930, con la que concurrió a las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, junto a Gonzalo Alonso, Lino Blanco y Julián Rueda, aunque la disputa por el conservador distrito II de la capital impidió su elección pese a obtener 191 votos, mientras republicanos y socialistas se hacían con la mayoría municipal.
Tras constituirse la agrupación local del Partido Republicano Radical Socialista fue designado presidente, con Gonzalo Rueda en la vicepresidencia. En octubre de 1934 fue detenido junto a Julio Tortuero, Javier Zabala, Ángel Álvarez Valle y José Isart en el domicilio del primero, aunque recuperaron la libertad tras su paso por el Gobierno Civil.
La escisión del radical-socialismo lo llevó a incorporarse al proyecto de Izquierda Republicana, cuya agrupación zamorana presidió. Con la formación del Frente Popular, cuyo comité provincial encabezó, jugó un papel destacado en la campaña electoral del 16 de febrero de 1936, participando en mítines en localidades como Montamarta o Cerecinos del Carrizal, en un intento por frenar el creciente distanciamiento de las clases medias rurales respecto del régimen republicano. Aunque la derecha se impuso en la provincia, el candidato de Izquierda Republicana, Antonio Moreno Jover, obtuvo un escaño y el Frente Popular venció en el conjunto del país.
En marzo de 1936, tras el triunfo del Frente Popular, fue nombrado gestor de la Diputación en representación de Izquierda Republicana, aunque pocos días después renunció junto a otros tres miembros para dar entrada a representantes de más organizaciones del Frente Popular, siendo sustituido por el socialista Benedicto Carreras Pelayo. Un mes más tarde concurrió a las elecciones de compromisarios para la elección del presidente de la República.
La toma de Zamora por las fuerzas golpistas, el 19 de julio, desembocó en su detención y traslado a la cárcel de Toro junto a otros militantes de Izquierda Republicana y organizaciones afines. Su familia buscó apoyos entre figuras del ámbito católico y conservador con las que había coincidido en distintas entidades locales. Entre ellas se encontraba el gobernador civil golpista, el teniente coronel Raimundo Hernández Comes, vecino de los Merino entre 1933 y 1935. Emiliana logró entrevistarse con él y, según la versión familiar, recibió garantías sobre la seguridad de Higinio. Sin embargo, la presión represiva se impuso, y Higinio Merino fue ejecutado junto a otras 27 personas en la conocida “triple saca” del 18 de septiembre de 1936, tema al que dedicamos hoy otro post. La familia recibió la noticia al día siguiente, y Emiliana viajó con su hija Pilar a Toro, una búsqueda que concluyó ante un montón de tierra removida en el cementerio local.
El nombre de Higinio Merino apareció en el primer expediente de la Comisión de Incautación de Bienes de la provincia (1/1936), junto a otros zamoranos destacados (o sus familiares) como Isaac Vega Paniagua, Lorenzo Almaraz de Pedro, Amparo Barayón, Antonio Pertejo o Valentín Ferrero. El expediente, dirigido por el comandante de Infantería Juan Losada Manteca, supuso el embargo de los bienes familiares, incluido el piso y el mobiliario. Además, exigió la emisión de informes oficiales sobre el expedientado. Así, a comienzos de 1937, el ya coronel Hernández Comes, tras incumplir las garantías dadas a la familia, redactó un informe en el que lo definía como “representante en el Frente Popular, propagandista activo de dicho Frente y en unión de Moreno Jover y Galarza actuó frecuentando sus visitas al Gobernador Lavín para constituir los Ayuntamientos”.
Las consecuencias económicas para la familia Merino se agravaron al tener que afrontar el aval que Higinio Merino y Lorenzo Almaraz de Pedro habían suscrito para el préstamo bancario que financió la campaña de Moreno Jover en las elecciones de febrero de 1936. Moreno Jover fue asesinado una semana después que Higinio, y Almaraz, tras combatir toda la guerra como teniente del ejército republicano, fue fusilado en Córdoba en abril de 1940, dejando la deuda en manos de sus familias.
A ello se sumó la extorsión económica derivada de su asesinato. Como ocurrió con numerosas familias de represaliados, sus nombres y la cuantía de sus supuestos donativos voluntarios–“una pila de agua bendita”, joyas diversas– se repitieron en listas sucesivas de suscripciones obligadas (para el Tesoro Público, la Delegación de Frentes y Hospitales, o el Homenaje al Generalísimo)
El procedimiento de incautación pasó después a la jurisdicción de Responsabilidades Políticas, y aún en enero de 1944, el Tribunal de Responsabilidades Políticas impuso a los herederos de Higinio Merino una multa de 1.000 pesetas que, según el propio fallo, no fue mayor “debido a su escaso patrimonio”.

Familia De la Monja